Disculpe...¿Cuánto vale?
Estuve toda la semana pensando en que escribir para el día de hoy. Pensé en tratar la problemática de la basura en las calles del gran Valparaíso o el problema con el comedor de la iglesia de la Matriz, pero ninguno de esos temas lograba dejarme del todo satisfecha. Temprano por la mañana salí con cámara en mano a buscar algo bueno que capturar, pensé en los artículos anteriores que habíamos publicado para “Nuestro Fotoperiodismo” del día domingo...Los perros vagos, los rayados en los muros de la ciudad, el via crucis del cerro los placeres, el metro... Quería compartir algo que representara la ciudad, que retratara nítidamente ese aroma misterioso que embarga al puerto. Llegué a la plaza O'higgins, junto al congreso... Allí estaba la Feria de Antigüedades de la Merced. Camine entre las personas y vi como algo típico y pintoresco llenaba el ambiente. Saqué mi cámara y comencé a fotografiar, esto es lo que hoy quiero compartir.
Por entre libros, espectáculos y antigüedades, me colé entre las personas. La feria se pone todos los fines de semana, ofreciendo artículos de la más variada índole. Se puede encontrar desde ese libro que por tanto tiempo andabas buscando, hasta una que otra curiosidad que de seguro nunca imaginaste en encontrar.
Es una costumbre mía (y quizás porque a mi padre le gusta visitar esta feria) el recorrerla, y observarla, y algo que siempre me ha llamado mucho la atención es una vieja vitrola. Un mueble de madera tan bien mantenida y de agradable sonido que siempere está allí, es infaltable (probablemente no este a la venta). Un hombre de edad está junto a ella, colocando discos de tango y mostrando una agradable sonrisa a quienes pasan junto a él. Hoy, lo encontré rodeado de niños, quienes en sus rostros curiosos mostraban admiración por aquel extraño aparato completamente ajeno a su realidad. El hombre les explicaba divertido como funcionaba y los pequeños emocionados abrían sus bocas y sus ojos del asombro. Finalmente veo como se despiden con un feliz 'gracias' y yo encuentro la oportunidad perfecta para fotografiar aquel momento.
Continuo mirando los puestos y cuan grande fue mi asombro al encontrar un par de cámaras fotográficas. Algunos metros más allá encuentro un artículo que me produjo diversión: una pequeña figura de Winston Churchill ( 1874-1965 - político y escritor británico, primer ministro - 1940-1945; 1951-1955 - y premio Nobel de Literatura, una de las figuras más importantes del siglo XX, no sólo en su país, conocido principalmente por el valor transmitido en su primer mandato gubernamental durante la II Guerra Mundial).
Pero algo logra sacarme de mi ensimismamiento, pues un poco más alejados de la feria se encontraban una pareja, bailando al más acompasado ritmo del tango. Me quedo observándolos un rato, y la gente a mi alrededor ya comienza a arremolinarse. No era primera vez que los veía y, si algunos ustedes vive en Valparaíso, es casi seguro que en más de alguna ocasión se hayan topado con ellos.
Un show de títeres también presenta su rutina y una familia con niños pequeños se acomodan junto al improvisado teatro.
Es increíble, como siempre visitaba este lugar y nunca antes me había percatado de lo típico y tan característico que posee. Es una feria hermosa, claro, hay que caminar con cuidado, pues hay gran cantidad de gente. Al menos pude salir con mi cámara a salvo y con este pequeño testimonio que quería mostrarles. Especialmente si te gusta la lectura, como a mí, te recomiendo que vayas a hablar con alguna de las personas que atienden los puestos, siempre tienen curiosidades que contar y más de un buen libro que puedes llevarte bajo el brazo.