sábado, abril 22, 2006
El sesgo del fotoperiodismoAl mirar un diario cualquiera o una revista, lo primero que resalta a la vista es una enorme fotografía que acompaña al titular más importante, y después de evaluar toda la gama de opciones que te ofrece el quiosco de la esquina, te quedas con aquella revista o diario que posee la foto y el titular más llamativo. Generalmente aquella fotografía tiene como protagonista alguna cara conocida, un cuerpo llamativo o el accidente del día, cualquiera de estas opciones son prioritarias en nuestra compra, y el medio lo sabe. Una de las características de la fotografía es que nos muestra la realidad, ya que no están las palabras escritas que dejan mucho a la imaginación (tanto del lector como del escritor) sino que nos da acceso directo a aquella realidad tan lejana a nosotros (o no tanto). Por lo tanto, como buenos cristianos, creemos todo lo que las fotografías nos muestran, puesto que asumimos que es un reflejo del mundo. Se estarán preguntando y carneando la hipótesis de cómo una fotografía nos puede mentir y se deben sentir como Winston de “1984”, observados por el gran hermano, y es de esperar, puesto que así me sentí cuando supe de este asunto (debo decir que era muy ingenua). Les entregaré un ejemplo bien claro: imagínense un helicóptero, aquellos que emiten mucha luz y ruido, y debajo de él, una gran cantidad de inmigrantes tratando de ingresar a EEUU, ahora pongan a un fotógrafo en aquel helicóptero y tendrán la escena lista para una portada. La fotografía que se tomará no será una muestra de la realidad, ya que se representará a un grupo humano desesperado, cuyo pánico emana de sus ojos, pero aquella desesperación de los fotografiados no vendrá por la verdadera situación a la cual están expuestos, sino que provendrá del helicóptero, ya que éste vulnera la escena, es así como la fotografía ya no es una representación de la realidad, sino que se convierte en una composición. De este modo el sesgo es introducido por el efecto que la fotografía tenga en el público, la noticia deja de actuar como información pura para cruzar una barrera peligrosa: la de la ficción (dramatizando los hechos) y el arte, en donde éste último, en el discurso periodístico es relacionado con la mentira. Los editores de Magazines se defienden al argumentar que las portadas de sus productos son instrumentos para la venta y no tienen por qué ser representaciones objetivas de la realidad, pero yo me pregunto: ¿De que nos sirve comprar una revista o un diario si no nos entrega veracidad?, si lo que buscamos es informarnos sobre la realidad, no que nos mientan sobre ella, ya que para eso nos encontramos nosotros. Tal vez sólo debemos tener fe en que todo no es igual, puesto que de alguna forma la fotografía sólo enfocará una parte de la realidad en el gran contexto que forma el mundo y de nosotros dependerá si creemos en ella o no, ¿qué me dices?…
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