Todos digan... ¡whisky!
Parte I
“Desde siempre, la fotografía ha sido considerada por la mayoría de los medios, como instrumento de información complementaria, sin mayores alcances de expresión intelectual, ideológica o cultural: ‘un simple criado del comunicador’, tal como denunciaba ya en 1974 la historiadora alemana Gisèle Freund.”
Se podría decir que todo comenzó en 1839, fecha a la cual se le atribuye la invención de la cámara fotográfica. Sin embargo la historia del fotoperiodismo cuenta con tan sólo 164 años (aproximadamente). Es el primer oficio que permitió congelar la historia (posteriormente la televisión lo hará, pero claro, nosotros trataremos la fotografía) y se considera que sus inicios (los vinculados con el periodismo, claro está) se remontan al gran incendio de Hamburgo en 1842, teniendo posteriormente un vertiginoso desarrollo.
En un inicio se pensó que la televisión lograría extinguir a la fotografía, evidentemente a simple vista una serie de imágenes proyectadas en movimiento resultan mucho más prácticas y llamativas, pero pese a ello, hasta nuestros días la llamada caja idiota no ha logrado esfumar la magia de la fotografía. En los últimos años (y todos podemos dar cuenta de ello) prácticamente todo hecho importante ha sido fotografiado desde los más variados ángulos.
Los primeros pasos dados por el fotoperiodismo podrían tratarse de la noticia ilustrada, es decir, cuando por fin el texto es acompañado por imágenes. Fracciones captadas por la cámara que otorgan exactitud y veracidad a los relatos. Cuando las imágenes eran reproducidas por grabadores para plasmarlas en madera; ésta era entintada y el resultado era un dibujo ciertamente artesanal en blanco y negro. Generalmente estos grabados eran provenientes de dibujos, y cuando procedían de fotografías se grababa la mención “sacado de una fotografía”.
Estos inicios del fotoperiodismo se vieron influenciados por los avances tecnológicos de la época, principalmente los de impresión, que facilitaron la reproducción de imágenes en papel. Un acontecimiento destacable ocurrió el 4 de marzo de 1880, fecha en la cual se imprimió la primera fotografía a través de un procedimiento llamado halftone, el cual consistía en reproducir la fotografía por medio de una pantalla tramada que la divide en una multitud de puntos. Se pasa luego el cliché obtenido bajo una prensa al mismo tiempo que el texto compuesto. Este procedimiento es lo que hoy, considerablemente mejorado, es la tipografía.
Claro que este procedimiento requería de mucho tiempo, por lo que solo los semanarios podían emitir reportajes ilustrados.
Pero el nacimiento del fotoperiodismo como tal (más allá de imágenes acompañando a un texto, es decir, fotos con un significado por sí mismas y siendo el texto el que acompaña a las fotografías) tiene sus orígenes en Alemania, luego de la Primera Guerra Mundial (apogeo de las artes y letras en el período entreguerras). Cuando ya el fotografiar algún hecho no fuese un proceso largo y complicado (debido a las pesadas cámaras de placas). Ésta simplicidad (e inmediatez) de la fotografía se alcanzará en 1925, con la invención de la cámara Leica (en realidad inventada en 1913, para uso privado) por Oscar Barknack.
En este punto se nos hace evidente que el desarrollo del fotoperiodismo va ligado por tanto a desarrollos técnicos importantes como los mencionados, sin embargo, de la misma forma va ligado qué uso le damos a las imágenes.
Posteriormente, se dio paso la ocupación de este medio como forma de propaganda, un ejemplo claro de ello se da en la Alemania nazi, en donde toda imagen debía ser utilizada con fin específicamente propagandístico, a favor del régimen (y aquí podríamos mencionar a Heinrich Hoffman, fotógrafo oficial de Hitler).
También podríamos referirnos a la primera revista de gran tirada, la cual comenzó a publicarse en 1936 en Estados Unidos. De nombre Life, la cual se adelantaría unos cuantos años al futuro. Primeramente, esta revista no se financiaba con las ventas, más bien con la publicidad que se publicaba en sus páginas (lo que hoy podríamos denominar como auspiciadores). En segundo lugar, publicaba imágenes de la vida, lo que podría ser interpretado también como que las fotografías son vida. En su primer número, la imagen que mostraba la portada jugaba con estas dos dimensiones, mostraban a un recién nacido y bajo él se podía distinguir: “Life begins...” (La vida empieza...).
Pero pasaría mucho tiempo para que a la fotografía se le tomara en cuenta con sus reales dimensiones y, al mismo tiempo, que las cámaras fotográficas pudieran estar en manos de la mayoría.